DESCUBRIMIENTO DE GRANDE INTERÉS CIENTIFICO

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Con verdadero orgullo damos a conocer hoy el artículo publicado por la revista Science en el Nº 589 del 29 de enero de 1933.
Aparentemente el mismo podría ser de autor anónimo ya que dado el mal estado en que se encontraba el ejemplar consultado, no fue posible corroborar si estaba firmado. Tampoco podemos afirmar que lo que aquí publicamos, fuera el total del trabajo original.
No obstante, se encontró guardada en los archivos de la redacción una carta dirigida al autor, que si bien no nos sirve para aclarar el nombre del mismo, por lo menos, nos hace suponer, con relativa certeza, que estaría completo.
Lamentablemente no nos fue posible hallar ningún ejemplar de la revista que estuviera en mejor estado de conservación pero pese a todo esto, dada la real importancia del tema, tomamos la resolución de ponerlo a consideración de nuestros lectores ya que creemos que será recibido con gran beneplácito.
Adjuntamos también la anteriormente citada carta que agrega información que pensamos, puede ser de interés.
La traducción fue realizada directamente del idioma original, por el eminente traductor, escritor y periodista Carlos Podestá

Tomado de la revista Pour Le Gallerie, de marzo de 2005.


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Descubrimiento de grande interés científico



Todo hace pensar que, para una persona medianamente normal sería imposible verse a sí mismo parado de espaldas. Esto haría, que fuera prácticamente imposible que se reconociera en caso de verse yéndose.
Sin embargo dicen, que si uno se para, durante un determinado espacio de tiempo, en un lugar específico de la ciudad de Greenwich, condado de Kent y luego corre velozmente, llegará a verse las espaldas. Cosa que aparentemente, es imposible en casi cualquier otro lugar del mundo.
Suponiendo que alguien quisiera comprobar este aserto, deberá tener en cuenta que serán varios los problemas que se le presentarán, el primero a resolver es hacia dónde correr.
Es evidente que no lo podremos hacer en dirección norte - sur y mucho menos de sur a norte, siguiendo el meridiano perteneciente a esa ciudad.
Fácilmente podríamos sentirnos tentados a hacerlo, ya que el mentado meridiano es fácilmente reconocible en aquella localidad. Pero, como es bien sabido, el paso por dos veces por el ecuador, más el paso por otras dos veces por los polos, suele producir serias alteraciones en la percepción de imágenes. Se ha dado el caso de un científico turco que sufrió graves problemas psicológicos al confundir su esbelta figura con la del rinoceronte del zoológico de la ciudad de Ámsterdam.
No nos queda entonces mas que intentarlo de este a oeste o viceversa. Aquí se nos plantean nuevos problemas. El primero es encontrar el paralelo, al que deberemos recorrer meticulosamente si es que queremos obtener resultados medianamente satisfactorios.
Sabemos del interés desmesurado de los habitantes de esta ignota región del planeta por los meridianos, así como su notorio desprecio por los paralelos, a los que consideran sumamente aburridos.
Comprenderéis entonces que no será fácil encontrar a alguien que nos sepa indicar la exacta ubicación del susodicho paralelo.
El siguiente, y nada menor problema, será saber en que dirección correr.
Tenemos sólo dos opciones, de este a oeste o de oeste a este, o sea, en el sentido de la rotación de la tierra, que sabe Dios cuál será, o en el contrario. En el primer caso, acompañando la rotación, nos encontraremos con que, al ser ésta de una velocidad muchísimo mayor a la que nosotros podríamos llegar a desarrollar, aún estando perfectamente entrenados, nuestros pasos serían cada vez más cortos, dado que la tierra se nos escaparía raudamente por debajo de nuestros pies. Por lo tanto, vemos que la única posibilidad que tenemos de llevar a cabo nuestro cometido es el contrario.
Alguien seguramente nos dirá que somos demasiado convencionales, que bien podríamos haber elegido cualquiera de las diagonales posibles. Esta era una idea que nos pareció muy interesante en un principio, pero que la descartamos prontamente, luego de leer el enjundioso trabajo que al respecto escribiera el reconocido filosofo alemán Olaf Albreech (*) de la Universidad de Maguncia.
Asevera él, que las diagonales, a más de ser poco elegantes, están siempre dispuestas a sumirnos en horribles confusiones.
Esto último podrá comprobarlo fácilmente cualquier persona que, desprevenidamente, intente sin la asistencia de un guía altamente calificado, trasladarse de un sitio a otro en la ciudad de La Plata.
Pese a todo, creo que la experiencia vale la pena. A mí me resulto sumamente satisfactoria.
Teniendo en cuenta que este es un trabajo de simple divulgación científica, no ahondaremos más en las diferentes dificultades con las que podríamos tropezar, las que deberán ser resueltas e investigadas por los que decidan afrontar el reto. Solamente haremos hincapié en una última reflexión: Recomendamos tener especial cuidado en la elección del calzado, ya que uno demasiado impermeable puede producirnos serios trastornos obligandonos a hacer uso de importantes cantidades de fungicidas; por el contrario, zapatos demasiado permeables, nos obligaría a efectuar gran parte del recorrido con los pies mojados, dado el terreno donde transcurriría nuestro periplo.-




Notas

(*) Olaff Albreech - Breve noticia biográfica.

Nació en el año de 1599, un poco antes de la revolución francesa, en la isla Spitsberg, archipiélago de Svalbard, posesión por aquel entonces del Reino de Noruega.
Sus padres eran un matrimonio de separatistas checos que, pese a esto, vivieron juntos muchísimo tiempo. Cuando cumplió los dos años, la familia se mudo a la zona de Handargevidda donde el padre instala el primer criadero de conejos de toda Europa.
Si bien desde niño mostró una gran predisposición por las ciencias ocultas, pronto comprendió, que siendo alemán, le resultaría extremadamente difícil aprender el extraño idioma que se hablaba en esas inhóspitas tierras. Se trasladó entonces a la ciudad de Viena, famosa ya por sus panes.
Allí trabajo en una panadería, donde aprendió el oficio.
Años después, emigro a la ciudad de Frankfurt. En ésta contrajo matrimonio con la hija de un acaudalado carnicero. (1)
Allí escribe su primer tratado ‘’De Cómo Aprovechar Los Deshechos Cárneos, Moliéndolos y Envasándolos Posteriormente En Finas Tripas En Cambio De Dárselos A Comer A Los Perros‘’. Éste, su primer invento, le haría ganar fama y mucho dinero al venderlo a los aborígenes, a su paso por Vinland (*)Nadie pudo saber el porqué, dichos aborígenes bautizaron, perros calientes, a los originalmente llamados frankfurters.
En el ínterin su esposa lo abandona escapándose con Egon Von Kroisbruck (2) que, como todos sabemos, era un trepador.
Despechado, se muda a la ciudad de Hamburgo, en la que aprovechando los conocimientos adquiridos anteriormente, realiza su segundo gran invento. Una mezcla de grasa y carne finamente molidas que, ante la falta de finas tripas, de las que se hallaba totalmente desabastecida la ciudad, decide aplastar, en pequeñas porciones, dándoles forma de medallones y colocarlas entre dos rodajas del pan que aprendiera a hacer en Austria. Nuevamente comercializa con marcado éxito su producto entre los aborígenes de Vinland, cansados ya de la mala calidad y elevado costo con que era comercializada la carne de búfalo. Años después esto se conocería como amburguesa.
Se radica, por fin, en Maguncia, donde oficia en la universidad cómo profesor de violín.
Escribe allí su más famoso tratado, a su vez el de mayor interés para nosotros: ´´Der Grosse Probleme Kuns Der Catetten Und Ipotenussen´´.
Lamentablemente se conserva un solo ejemplar, en una mala traducción al arameo antiguo, guardada celosamente por los monjes coptos del monasterio de la ciudad de Glendalough, en los montes Wicklow, en Irlanda.
Albreech, terminó sus días cómo Capel Maister del gran Duque de Estergom, en Magiarorszag, donde compuso sus más importantes piezas sacras y profanas, dos operas y varias sanatas para órgano. Falleció en el año 1844. (Nota del Autor)


(*) Vinland Nombre dado por los vikingos a la zona de América del Norte donde solían pasar sus vacaciones de invierno ( nota del traductor)



(1) Adele Evinrude Anne Riverstrasse. Dit Putitte, por sus más íntimos, se casó muy joven con Albreech. Éste era ya bastante mayor y sufría muy serios problemas de erección. Se llegó a comentar incluso, que en realidad llego a su primer gran invento, tratando de satisfacer las apremiantes necesidades de su joven esposa. No es de extrañar que esta, entonces, luego de un exhaustivo análisis de la por cierto, larga lista de sus amantes, optara por escaparse con el que, aparentemente, reunía las condiciones físicas y económicas más interesantes. Sin embargo, rápidamente tuvo que confesarse que su elección no había sido la más correcta. Paso así por una temporada en la que fue de desilusión en desilusión.
Ante tanto fracaso amoroso, consideró que ya era tiempo de poner en práctica una vieja idea tantas veces demorada. Viaja entonces a la ciudad de Bujumburu en Burundi, por entonces joven república centro africana, dónde se radica, consiguiendo rápidamente trabajo en un prostíbulo, allí por lo visto, encuentra la paz interior que tanto necesitaba.
Terminó sus días, en 1914, a los noventa y siete años, rodeada por el cariño y el respeto de sus discípulas, siendo por entonces la madama más conocida del lugar. Aún hoy podemos escuchar en boca de los más viejos, relatos sobre la mítica voracidad de aquella mujer blanca (N.del Autor)



(2) Egon Von Kroisbruk

Fue el elegido por Adele para escapar de su marido y de su padre. Era un joven bien parecido, no muy alto pero de buena contextura física, tremendamente pedante y con aire suficiente, cualidades todas estas que encantaron a la susodicha, sobre todo el hecho que hubiera heredado una importante fortuna.
Fortuna que su padre había amasado durante la guerra de Crimea, según algunos, en forma no muy honesta.
Sin embargo Egon, se embarcó en quiméricas expediciones hacia ignotas y borrascosas cumbres, donde dilapido su cuantiosa fortuna.
Esto fue lo que decidió a su amante a empacar cuanta cosa de valor hubiera en la casa y a desaparecer rápidamente.
Afligido y en total bancarrota, se establece, en Izmir importante localidad del Imperio Otomano, donde en calidad de mercenario, integra las huestes del Sultán Ali Jeorges Al Matorral, quien por entonces pretendía ser nombrado Emperador General y Protector de la Moral y las Buenas Costumbres. La última noticia que tenemos de él es que fue visto en la quema de la biblioteca de Alejandría, luego de lo cual se pierde todo rastro. ( N.A.)

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La carta encontrada

Faisalabad, 15 de enero de 2017. -


Estimado señor:

Con sorpresa he leído un artículo suyo en la prestigiosa revista Science.
Si bien debo entender, que como UD. aclara, sólo se trata de un trabajo de divulgación científica, me ha llamado poderosamente la atención el hecho de que en algunos aspectos profundizara tan poco y en otros su información fuera tan deficiente.
En el primer caso olvida u omite mencionar la necesidad de la realización de las debidas abluciones con aceites aromáticos y las aún más importantes oraciones al profeta, para que nos ayude y dé las fuerzas suficientes para nuestra empresa. No quisiera pensar que es UD. un impío cientificista.
Otro tema que no trata es el de la importancia del acabado conocimiento de los vientos del lugar, ya que estos serán de vital importancia a la hora de efectuar el recorrido. Si los tuviéramos de frente entorpecerían nuestro avance y de costado podrían hacernos salir de sobre el paralelo y la deriva llevarnos a perder totalmente el rumbo.
No deseo extenderme mucho más sobre estos temas, basten estas breves consideraciones para instarlo a UD. a continuar profundizando sus investigaciones ya que pienso que el tema es de gran importancia.
En realidad el principal motivo de esta carta es el enojo que he sentido, como imagino, lo habrá sentido cualquier otro ciudadano pakistaní que halla leído su artículo.
En el mismo hace referencia a Egon Von Kroisbruk, con bastante lgereza. Dice que fue visto en el incendio de la biblioteca de Alejandría y que luego de eso se pierde su rastro. Esto es una patraña maliciosamente inventada, seguramente por indúes infieles, ya que el nombrado, es nada menos que nuestro héroe nacional. Es cierto que estuviera presente en el incendio acompañando al Califa Osmar 1º, pero, como él mismo aclaró tiempo después, esos fueron pecados de juventud.
En verdad cuando nuestro héroe se instala en Izmir, lo hace tentado por la excelencia de sus higos, a los cuales era decididamente aficionado. También es cierto que se pone a las ordenes del Sultán Al- Matorral, llegando a obtener el grado de capitán de jenízaros. Este Sultán estaba obsesionado con la idea de conquistar el Irak, esgrimiendo para esto razones patrióticas, tratando de ocultar el hecho de que su único interés se centraba en las riquezas profundas de este territorio.
Luego de varios años de interminables guerras y luchas intestinas y ante la toma de Izmir por los griegos, decide emigrar. El sultán, escapa de la ciudad y después de un largo peregrinar, se instala en Alabama, naciente estado, donde sus descendientes para pasar desapercibidos, traducen al inglés su apellido, el que pasa a ser desde ese momento Bush.
Von Kroisbruk deambula un tiempo por Anatolia pero, perseguido intensamente por los Jóvenes Turcos, se dirige al valle del Indo y se establece en la, por entonces, pujante ciudad de Mohenjo-Daro. Allí se dedica a la fabricación de sellos, pero pronto sus inquietudes políticas lo llevan a formar el partido Ario-Islámico de Reconstrucción Nacional. Al frente de éste contribuye al engrandecimiento del futuro país. Gracias a su decidida actuación, son anexados los territorios de Cachemira. Esto hace que se constituya en el lugar una importante industria de pulloveres, que beneficiaron grandemente la economía de V.K.
Pese a continuar con su incansable tarea por el engrandecimiento del país, debido a las constantes peleas con el administrador de la Compañía Británica De Las Indias Orientales, motivadas en repartos de comisiones mal liquidadas, resuelve trasladarse a Harappa, ciudad a la que él mismo, había colocado su primera piedra, donde rodeado de sus esposas, amantes y concubinas, e innumerable cantidad de hijos, fallece a los 139 años.
Comprenderá ahora el porqué de mi enojo al ver ignorado al más preclaro paladín de nuestra historia patria.
Esperando que mi aclaración sirva para la mejor comprensión de la historia de mi país, quedo a sus gratas ordenes.
Sin otro particular y alentándolo a continuar con sus estudios ya que somos muchos los interesados en el tema, le saludo a UD. atte.
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Fazal Elahi Chaudhy


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Nueva carta recibida en nuestra redaccion


Klaípeda, 19 de abril de 1987

Ref.: Articulo Grande interés científico

Señor Director
De la revista
“Pour le Gallerie”

Estimado Sr.:
He leído con sumo interés, en su revista, del mes de marzo de 2005, la trascripción del artículo de la revista Science, Nº 589 del 29/1/1933.
Indudablemente vuestra publicación es sumamente popular en mi país, Lietuva, o Lituania como lo denomináis vosotros.
Los abatares políticos de los últimos tiempos, han hecho que, lamentablemente, tuviera que prescindir del servicio doméstico, por lo tanto, debo hacer personalmente las compras. Esto, que de por sí no es para nada agradable, sin embargo, tiene sus ventajas. Los envoltorios, hechos con papel de periódicos y revistas, me proveen de material de lectura gratuito. El litas, con la inflación, ha caído mucho frente al dólar y eso hace, que también tuviera que pedir al diarero, que no dejara más los diarios todas las mañanas. Por supuesto di como excusa, que el vecino me los robaba.
En uno de aquellos envoltorios, leí el citado artículo. Imaginaréis la sorpresa, cuando pocos días después, habiendo ido a comprar dos kilos de papas, Encontré, en el papel de diario que los envolvía, una nota sobre el mismo tema.
Se trataba de un viejo periódico de la ciudad de Vilna, en el se relataba la notable hazaña, de un ciudadano habitante de la misma.
Su nombre era Algirdas Brazauskas, y por el relato se podría inferir, que fuera el autor del articulo original.
Decidido a investigar un poco mas sobre el tema, resolví trasladarme a Vilna.
Aprovechando que un vecino, debía viajar a esa ciudad en su moto, le pedí que me llevara. Allá tenía parientes que no tendrían inconveniente en alojarme.
Después de un viaje pletórico de inconvenientes y problemas de todo tipo, que no vienen al caso detallar en ésta, llegamos por fin a la ciudad.
Mi primera desilusión fue enterarme que el Vilna Presse, no se publicaba ya, desde hacía muchos años. Su antiguo edificio era ahora un supermercado. Ninguna de las personas a las que interrogué, tenía la menor idea de quién había sido el tal Brazauskas y mucho menos, de su otrora gloriosa hazaña.
Resuelto a no dejarme vencer tan fácilmente y dado que no tenía nada mejor que hacer, hasta tanto no consiguiera la forma de regresar a mi casa, seguía preguntando a cuanta persona tuviera cerca.
De pura casualidad, un día que había ido al supermercado a comprar unos arenques, resultó que el cajero que tenía que cobrarme, era el nieto del periodista que escribiera el artículo del viejo periódico y el que había entrevistado, en varias oportunidades, a Algirdas.
Un poco incrédulo, por el hecho de que alguien le preguntara por acontecimientos ocurridos hacía tantos años y a la vez contento de poder contar cosas, que tanto le interesaron, en su momento, a su abuelo, me invitó a visitarlo en su domicilio.
El abuelo había muerto hacía ya algunos años, pero él guardaba algunos de sus papeles y notas. Además, el viejo periodista, le había hablado bastante sobre el tema.
Esa noche fui a visitar a mi informante. Tomamos té y una buena vodka. Tenía un hermoso y grande samovar de bronce, herencia también de su abuelo.
Resumiré lo conversado aquella noche.

Aparentemente, si bien de padres lituanos, Algirdas Brazauskas, habría nacido en la pequeña ciudad de Salocgriva, en Latvija, Letonia para vosotros, durante unas vacaciones de verano.
Parte de su infancia, no se sabe muy bien porqué, la habría pasado en Tallin, Eesti, Estonia, para vosotros.
Desde muy niño demostró su gran interés por las ciencias y los deportes. Su primer gran amor, fue su profesora de ciencias naturales, para luego, enamorarse perdidamente, de la profesora de gimnasia.
Parecería, que una vez instalado en Vilna, luego de la lectura de un viejo manuscrito, nace su verdadero interés, por investigar y llevar a cabo, la que luego sería su gran epopeya.
El manuscrito de referencia habría sido encontrado por su tío abuelo, según algunas versiones, en un monasterio de las islas Saaremas, llamadas también Ösel o según otras, en las islas Hiiumaa.
Estaba escrito en una antigua lengua ugrofinesa, lo que obligó, a nuestro héroe a realizar intensos estudios de la misma, para poder traducirlo correctamente.
Su autor, un monje, aparentemente llamado Roolff Tiit Savisaar, lo habría escrito a mediados del siglo XIII, durante la dominación del país, por parte de los caballeros de la Orden Teutónica.
El mayor problema radicaba, en que según la interpretación que se hiciera, del texto, podía resultar, que se debía correr sobre las manos o bien hacia atrás. En ambas circunstancias, hubiera sido muy problemática y engorrosa, la posibilidad de llevar a cabo la experiencia.
Mientras trataba de desentrañar los misterios y contradicciones del manuscrito, se dedicó a estudiar cosmografía, astrofísica y se doctoró en Geometría Plana Descriptiva.
No descuidó tampoco el acabado conocimiento de la astrología. En esta materia, parecería, que se convirtió, en un verdadero sabio. Según algunos, las mayores personalidades de su época, lo consultaban y le pedían que confeccionara sus cartas astrales.
Para comenzar con su entrenamiento físico, todas las mañanas salía a correr un poco. Solía desayunar, a veces en Oslo, otras veces en Helsinki. Si el tiempo estaba bueno, se llegaba a almorzar hasta Ámsterdam y visitaba a una cierta señorita que vivía en el barrio rojo. Estas visitas, sumadas al duro entrenamiento, hicieron que su flacura fuera francamente alarmante. Comenzó entonces a hacer varias paradas por día, para alimentarse. Ahora, su mayor preocupación era que, una vez acometida la empresa para la cual se preparaba, en llegando, no se viese o reconociese, por lo magro de su aspecto.
Por fin se sintió listo para partir. Al mediodía de un día de junio, salió del Observatorio de Greenwich, a gran velocidad, rumbo a su destino. Fue un verdadero fracaso, cuando llegó al punto de partida, su imagen, hacía largo rato había partido y venía pisándole los talones.
Debió reconocer, que gran parte de su fracaso, se debió a la mala elección, del horario de partida. El intenso calor de la hora, lo había hecho transpirar en demasía y las gotas de sudor que le entraban en los ojos, le nublaban la vista, haciendo que en varias oportunidades se fuera del rumbo prefijado.
Lo intento nuevamente al mes siguiente. Esta vez el éxito fue rotundo. Algunos apostadores, ganaron ese día, muchísimo dinero, las apuestas estaban quince a uno en su contra.
Lamentablemente, él no pudo gozar mucho tiempo de su éxito. Su estado físico era realmente deplorable. Se había convertido en una débil sombra. Con gran esfuerzo asistió a algunos de los homenajes que le hicieron sus conciudadanos y a los reportajes del abuelo. Día a día lo veían consumirse más y más, hasta que por fin, según dijeron algunos de sus vecinos, simplemente desapareció. Otros en cambio aseguraron haber visto, cuando un mal viento, se lo llevo con rumbo desconocido. Nunca se supo más nada de él y por último la gente había terminado olvidándolo.

Esta es toda la información que pude recoger. Creo que servirá para aclarar dudas, tanto de ustedes, como de sus lectores.
Espero que sigan en la senda de servir al conocimiento de los hechos científicos, que son de verdadero interés popular.
Sin otro particular y en la convicción de haber aportado mi granito de arena, me despido de Ud. Atte.

Vitautas Smetona




________________2006



2 comentarios:

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Mi más sincera enhorabuena por tan buen trabajo, excepcional, no hace falta decir nada más porque cuando un trabajo sobresale todos debemos saber agradecer a la persona que lo ha hecho.
Un fuerte abrazo

Carlos Podesta dijo...

Estimada Higorca, muy amable como siempre. Temía que nadie tuviera la suficiente paciencia como para leerlo entero. A mi, personalmente no me agrada demasiado leer del monitor.
Tus palabras son muy estimulantes. Gracias.