Hace unos días me reuní con unos
cuantos amigos para festejar mis primeros ochenta añitos.
Nos atiborramos de comida y cerveza,
o sea, la pasamos fenómeno.
o sea, la pasamos fenómeno.
Para esta oportunidad había pensado
declararme
oficialmente viejo,
creo que la cantidad
de años lo meritaba, no obstante, ante el insistente pedido de mi público y
luego de meditarlo profundamente, he resuelto cambiar la cosa.
Me mantendré
joven un año mas y
si aun estoy por acá, para mi próximo
si aun estoy por acá, para mi próximo
cumpleaños, festejaré en un pelotero
y entrare directamente a mi segunda infancia.
El tal pelotero deberá tener
hermosas
señoritas para cuidar de nosotros los
niños y grandes colchones inflables
para saltar junto a ellas.
De esta forma
evitare el paso por la
vejes con todos sus achaques e
inconvenientes.
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